Umbral

motivación del director/a

Hace poco tiempo me encontré en un chequeo ginecológico ante un recuento hormonal que sostenía que me acercaba a mi menopausia. Entendí que mi cuerpo era uno más entre otres, que mi incertidumbre era parte de otras. Me resonaba una pregunta: ¿por qué algunas mujeres viven esa etapa como un nuevo derrotero de su sexualidad y su relación con el tiempo? Otras en cambio aún peor, como una íntima, dolorosa carencia, una maldición del cuerpo, una muralla que se levanta entre ellas y su deseo? Así surgió este documental. Entre mi propio reflejo en el espejo, el miedo a la vejez y el miedo a que mis ideas feministas no fueran lo suficientemente fuertes como para no sucumbir ante un mundo exterior hostil que parece gritarnos a las mujeres de más de cincuenta que quedamos afuera del sistema. Ya no servimos, no encajamos, ya no podremos ser madres, ni mucho menos desear, ni ser deseadas. Ya no cumplimos los estándares de belleza, a menos que nos sometamos a infinidad de torturas plásticas, farmacológicas y cosméticas. Me niego a aceptar esa mirada. En esa certeza, este documental nace de mis propias contradicciones, pero fundamentalmente de mi voluntad de seguir deconstruyendo mandatos culturales. Y de la necesidad de encontrar y visibilizar nuevos modelos de representación donde comenzar a sentirnos reflejadas. Visibilizar las nuevas formas de vivir el proceso de la menopausia atravesado por el feminismo y el rechazo a las imposiciones culturales construidas desde el patriarcado. En definitiva, representaciones más acordes a nuestras emociones reales, las de las mujeres que estamos dispuestas a seguir derribando mandatos, tabúes, preconceptos e imposiciones. Mujeres que no queremos sentir miedo ni vergüenza del paso del tiempo. Deseamos sentirnos bellas tal cual somos, vivir plenamente nuestra sexualidad y ser verdaderamente libres.